domingo, 14 de mayo de 2017

Cuando me desperté...

Cuando me desperté me sentía inmóvil. Era incapaz de mover un solo músculo de mi cuerpo. Mis labios estaban completamente pegados el uno con el otro, mi esfuerzo de querer halar o chillar era imposible. Lo único que podía hacer era ver, me encontraba en un cuarto blanco, con una luz muy brillante y estaba tumbada en un especie de camilla de hospital. No sé qué hacía allí ni cómo había podido acabar en ese horrible sitio. 
Me sentía angustiada, pero todo mi cuerpo estaba rígido, no tenía ninguna escapatoria. 
No podía ver qué le ocurría a mi cuerpo ya que estaba cubierta por una manta color beige que me tapaba desde el cuello hasta el final de los pies. 
No sabía qué estaba pasando, tenía demasiado miedo en aquel momento, lo único que quería era salir de allí e ir con mi madre.
Necesitaba llorar, pero mis ojos solo permitían ver lo que hacía a mi alrededor, no podía expresar facialmente lo que sentía. 
Sentía, como si estuviese... muerta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario